miércoles, 4 de noviembre de 2015

LA ESPERA DE LA MEDUSA





Me sorprende que aún permanezca el aroma a rosas frescas y tabaco rancio, como si en estos años la casa se hubiera transformado en un invernadero de rosas hibridadas con planta tabaquera americana.

En el salón continúan inertes los muebles que nos regalaron mis padres cuando nos casamos arropados por una manta de polvo. Los sofás, mugrientos y desgastados, soportan los kilos de las revistas a las que lleva suscrita desde hace décadas. Por el suelo también hay repartidas antiguas publicaciones de moda y el papel couché teje una alfombra polícroma, brillante y resbaladiza.

“No te asombres si te digo lo que fuiste 
Un ingrato con mi pobre corazón 
Porque el fuego de tus lindos ojos negros 
Alumbraron el camino de otro amor.”

Me siento encerrado esperando para servirle de cena a otro animal más grande que me despedazará sin remordimiento. El pasillo está oscuro y camino inseguro hacia una luz blanca y muy brillante que parpadea en la habitación. He perdido la visión periférica y atravieso la casa como si estuviera caminando por un túnel tenebroso. Estoy mareado; me tiemblan las piernas; tengo la boca seca y estoy sediento; sudo; el corazón me late muy deprisa y después del infarto esto no me ayuda.

“Y a pesar que te adoraba tiernamente 
Que a tu lado como nunca me sentí 
Y por esas cosas raras de la vida 
Sin el beso de tu boca yo me vi.”
 

A medida que me acerco el volumen de la música aumenta y la voz se distorsiona. Cierro los ojos y me concentro intentando adaptarme, pero no consigo entender nada de lo que está ocurriendo.

Estoy sólo a tres pasos de alcanzar la puerta y encontrarme con ella, pero tengo ganas de dar media vuelta, pegar un portazo y marcharme. Inspiro profundamente y exhalo vaciando por completo los pulmones; apoyo la mano en la puerta que está helada y escucho otra estrofa.

“Amor de mis amores, dueño mío, qué me hiciste, 
que no puedo conformarme sin poderte contemplar, 
ya que pagaste así mi cariño tan sincero, 
solo conseguirás que no te nombre nunca más” 

El dormitorio huele a la cera derretida que han llorado las velas creando el lugar en el que se originan los arcoíris. La luz danza al ritmo que marcan las cortinas y éstas a su vez al compás de la música y del viento que se cuela por la ventana.

La bestia para la que hoy soy el menú, está sentada en una butaca azul. De su cabeza, igual que serpientes enfurecidas, salen disparados los alambres de un tocado desvencijado. El pelo blanco recogido en la nuca acentúa el óvalo hinchado de la cara. Los lóbulos laxos de las orejas soportan el peso de unos enormes pendientes de plata. Los ojos verdes y vivos que recordaba, enmarcados por unas teatrales pestañas postizas están visitando algún lugar remoto de su cabeza. Los labios son dos líneas finísimas que se abren y se cierran tarareando en silencio la canción y me doy cuenta de que ha perdido parte de la dentadura.

Amor de mis amores si dejaste de quererme, 
no hay cuidado que la gente de eso no se enterará, 
que gano con decir que tu amor cambió mi suerte, 
se burlarán de mí, que nadie sepa mi sufrir. 

Tiene una copa de vino tinto apoyada en el regazo y la sujeta con las manos protegidas por unos mitones de piel teñida de azul. Lleva un vestido amarillo de crepé de seda china demasiado abierto para su edad y el escote exhibe de manera obscena la piel arrugada del tórax cuyos los pliegues descendentes desaparecen en el inicio de los senos. Un camafeo de plata similar a los pendientes le abrocha la capa con la que se reguarda del tiempo, es de vellón azul y cae fusionándose con el tapizado de la butaca creando una estatua débil que parece que vaya a quebrarse y deshacerse en cualquier momento.

Noto que vuelve. Parpadea y me mira. Sonríe.

          
          -Has tardado en llegar. Tienes el traje y la camisa planchados y colgados en el armario, pero he preferido que seas tú quien elija la corbata. Debes darte prisa, aunque antes sírvete una copa de vino y cuéntame que tal te ha ido el día. Hoy te he echado de menos.

lunes, 4 de agosto de 2014

GUADALAJARA: ¿ASÍ LA QUIERES?

Nota si eres muy Alcarreño, pero mucho, mucho y estás muy orgulloso de serlo, no continúes leyendo, y si lo haces, que sea bajo tu responsabilidad.

Guadalajara es una mezcla de El señor de los anillos y Harry Potter. Una ciudad: Mordor invadida por Dementores que te chupan el alma hasta dejarte sin energía. La gente camina como zombies de un lado para otro sin ilusión, con la cara triste, la mirada perdida, la espalada encogida y arrastrando los pies y a las ocho de la tarde todo desaparece. No hay nada, ni nadie por la calle y da auténtico miedo caminar por si acaso sale alguien y te pide la hora. Los fines de semana no son mucho mejores. No salgo casi nada, suelo pasear por las tardes y todo va cerrando en el centro, pero vete al tontódromo, un centro comercial inmenso y súper necesario lleno de gente caminando de la misma manera que lo hace por la calle, metida en las tiendas pero con las manos vacías de bolsas.

<<Aquí pasando la tarde. Al fresco>> Se dicen unos a otros tan contentos de haberse encontrado.

Es cierto que no he vivido en Nueva York o en Londres, pero he vivido en un sitio mucho mejor que... esto por eso me muero de ganas por salir de aqui y de hecho estoy haciendo todo lo posible por hacerlo. Deseadme suerte o si alguien sabe de un trabajillo en alguna clínica por Madrid o cercanías que se ponga en contacto conmigo.

*****

SEC.103 / TEATRO TÍVOLI. EL ESCENARIO DEL TEATRO. INT. TARDE

Por causas ajenas a su voluntad, dos de las actrices que diariamente triunfan sobre este escenario hoy no pueden estar aquí... No, espera que esa es La Agrado y por mucho que quiera hacerle la vida más agradable a los demás, yo no soy travesti y solo me he operado del estómago para llegar a parecerme a lo que he soñado de mí mismo.



Comienzo de nuevo.

Por causas ajenas a mi voluntad últimamente dependo mucho del transporte público de Guadalajara. Y cuando digo transoporte me refiero a unos autobuses que funcionan como el culo y que los han vendido como el descubrimiento del santo grial. Han jodido líneas y se han cargado horarios, pero da igual, si aquí todo está cerca. Todo está cerca hasta que alguien como yo, una maldita lisiada click aquí por si alguien no conoce este grandísimo docuemento de la televisión mundial. La vida, greacias a dios, es un puro teatro, depende de ellos y tiene que coger dos o tres líneas que le suponen una hora cuando andandos tardaría veinte o treinta minutos. Los cochecitos, supuestamente adapatados para minusválidos, y ancianos no cumplen sus expectativas porque como se meta una silla de ruedas y una mamá con un carrito o alguien con una maleta la capacidad queda cubierta, juro que esto último me ha pasado. Los asientos para los ancianos son incómodos y hay tres o cuatro, dependiendo del modelo.




Los autobuses de última generación intentan vendernos Guadalajara como si fuera Manhattan. Una big city ideal en la que vivir portan en su frontal unas pantallitas que nos advierten ¡atención! en inglés, porque claro, como todo el mundo sabe, aquí viene toda la Gran Bretaña y parte del extranjero. Esto es lo que los muy descarados se atreven a vender.

  • Ciudad ecoresponsable. Imagino que será por los contenedores subterraneos.
  • WIFI en el autobus. A mí que me digan donde está, o cual es la clave porque todavía no he sido capaz de hacerlo funcionar y con la cantidad de tiempo que me paso montado en ellos a veces hasta me vendría bien.
  • 30 monumentos históricos: veamos a qué llaman monumentos y si me salen los 30.
    1. Alcazar real. Un muro de piedra que hasta hace unos años era una escombrera y hoy es eso, un muro que no tiene mayor interés y sin un árbol en el que refugiarse cuando aprieta el calor.
    2. Puertas y torreones. Trampa esto no son monumentos. Monumento es la muralla de Ávila, no cuatro torreones dispersados por la ciudad que sólo sirven de nidos de cigueña.
    3. El fuerte de San Francisco. WTF! de verdad es un monumento un antiguo fuerte militar que cuando cerró se dedicó a la edificación de edificios horrorosos. Y que tiene solo tiene una iglesia de apariencia curiosa que arreglaron hace poco tiempo sin respetar casi nada de la arquitectura original, pero como la han pintado de blanco ha quedado monina y ahora todo se celebra allí. Como curiosidad y que seguramente no sepa casi nadie, tiene una cripta similar a la del panteón de reyes del convento de El escorial donde reposan los restos de los Mendoza, no me voy a poner a explicar ahora historia, pero si alguien quiere está interesado que lea o que se mire la serie sobre La Princesa de Éboli que hizo Belén Rueda. Yo no la he visto así que no puedo juzgar. Bueno. Toooooodo el mundo sí sabe que aquí se rodó parte de El tiempo entre costuras.
    4.  El palacio del Infantado

      El monumento más emblemático de la ciudad. Antigua biblioteca y hoy museo provincial (pues vale) que han jodido después de una remodelación pintándolo de bermellón, supongo que para darle así contrastar su famoso patio de los leones 
      Lo siento, pero me niego a ponerlo en rojo
      ¡Qué cojones les pasa a los arquitectos de esta ciudad!
    5. El Convento de la Piedad. Hace tiempo que no entro, así que no sé como estará. Lo que sí sé es que está fusionado con el que es o era el mejor instituto público de Guadalajara.
    6. El Palacio de la Cotilla. Aquí pasé yo muchos años haciendo un poco el cafre y descargando adrenalina. No tiene nada, hoy pertenece a las escuelas municipales de arte y danza del Ayuntamiento, a excepción de un salón chino muy curioso que vale la pena ver.

       
       
    7. El Panteón de la condesa de la Vega del Pozo. Sin duda lo más impactante de ver, por su cripta. Pertenece a las Adoratrices (Adoratriz. Me encanta esta palabra. Es una de mis favoritas del castellano) pero es casi imposible visitar porque tiene unos horarios rarísimos. A las monjas le gusta poco trabajar.
    8. El palacio de Dávalos. Donde ahora estoy. Biblioteca pública de Guadalajara.
    9. El palacio de los condes de Coruña. Primera metida con calzador.
    10. Palacio de los Montesclaros que ni existe.
    11. El Ayuntamiento. Que ha sufrido más reformas que Cher, así que tócate los cojones,
    12. La Diputación. Tócatelos un poco más.
    13. La Prisión. Vuélvetelos a tocar, pero ahora más.
    14. Hostal del Reloj. Y ahora ya si eso te los arrancas.
    15. La iglesia de Santiago. Vale que yo de historia de arte poco, pero creo que no vale mucho. Mezcla de estilo mudejar y gótico. Definición que siempre me ha sonado a mezcla de palomitas dulces y saladas.
    16. La iglesia de San Gil, que ya ni es Iglesia ni es ná.
    17. La Concatedral de Santa María. Antigua Mezquita de la que ya solo queda la fachada y a la que le queda poco para joderla porque las obras cada vez están más próximas. Otra de mezcla de palomitas.
    18. El Santuario de la Virgen de la Antigua. Del S. XIII y otra vez modificada hasta que no ha quedado nada.
    19. Iglesias y más iglesias sin ningún interés arquitectónico y que sólo sirven si quieres refugiarte del calor del verano.
    20. El aulario de la Universidad ¡De verdad esto es un monumento!
    21. La capilla de Luis de Lucena que siempre está cerrada.
Y así a lo tonto me lo bailo me salen 21 que si desgrano las iglesias y los torreones salen los 30. Sinvergüenzas.

  • 2 Auditorios para 1500 personas. Uno de ellos semiderruido.
  • 2 millones de m2 de jardines y aquí si que me quito el sombrero. Guadalajara es una de las ciudades más verdes que conozco y en las que da más gusto perderse por los parques o sentarse a la sombra de un árbol a leer (y que te miren raro). Pero nadie mira a los que van disfrazados de deportistas por la ruta del colesterol. Sí, ha leído bien querído amigo, la ruta del colesterol. La gente alucina cuando la visita por primera vez porque no se espera este oasis y hasta les gusta. Pero yo siempre digo ¿Sí? Pues hala, quédate tú a vivir en el oasis y ya hablamos en un par de meses.
  • 85.000 habitantes. Pues sí que ha crecido esto. Si hace 6 años cuando me fui aquí había cuatro gatos pelaos
  • A 30 minutos del aeropuerto. Será cuando no hay tráfico. Porque vamos, ni de coña.
  • Ciudad de congresos. De congresos de qué. Perdonen mi ignorancia.
  • Ciudad de gentes. Termina el video.
El video habla de la cantidad de reformas que se han hecho en la ciudad renovando el centro de la ciudad; el minizoo que sigue siendo un estercolero de animales desaparecidos; un nuevo puente sobre el río porque no había suficiente con el que había. NO que ya lo jodieron cuando lo asfaltaron porque siendo una calzada romana era incómodo traqueteo del coche.


 Dejo el vídeo promocional por si alguien quiere echarle un vistazo y si he cometido algún error, pido perdón

Mientras tanto, así, a bote pronto, se me viene así a la cabeza la paralización de la necesaria ampliación del hospital, o por lo menos la reforma, porque de verdad que da auténtica vergüenza. No creo que se haya empleado mucho dinero en sus reformas desde el año 1982, año que se inauguró. Por cierto, el otro día estuve y para gilipolleces sí, sí que hay. Me encontré con unas maquinitas monísimas, modernísimas, una especie de cajeros automáticos en los que introduces tu tarjeta sanitaria y te avisa de si ese día tienes cita o no. Vamos, una cosa imprescindible. Mientras tanto, mi abuelo ingresado durante veinte días con la planta de geriatría a reventar compartiendo habitación con tres personas más, a la espera de si se le hacía una colonoscopia o no, y solo dos auxiliares por planta corriendo con la lengua fuera.

GUADALAJARA: ASÍ NO LA QUIERO. GRACIAS

Venga, en serio. A mí que me devuelvan el dinero.

Nota antes de la publicación: Cuando salgo de la biblioteca y llego a la parada del autobús ahí está. No voy a pasar calor. Le hago señales con la muleta, intento correr como puedo, alzo la pierna por los aires como Lina Morgan. Pues que te follen cojo de mierda que no te espero y encima encojo los hombros te hago ese gestito de "Ah, haber venido antes".

martes, 1 de julio de 2014

LOS OJOS MÁS AZULES


Me enfrenté a Los ojos más azules u "Ojos azules" como se tradujo en España de Toni Morrison con la inconsciencia de un niño que no le teme a nada. Poco sabía de Toni Morrison. Ni tan siquiera que había sido ganadora del premio Nobel de Literatura. Además la literatura afroamericana me produce cierto recelo porque normalmente suele caer en los tópicos de autolamento y autosuperación que tanto reparo me dan -el último caso fue 12 años de esclavitud, venga, ya podéis lapidarme, pero no me removió en ningún momento-, odio la lágrima fácil en algo que se supone debe ser cruel y real y ya solo por eso el artificio me resulta innecesario.

¿Entonces por qué leí este libro? En primer lugar he de decir que no era éste el que yo buscaba. Hace poco me propuse comenzar con la lista de premios Pulitzer de narrativa y como estoy suscrito a casi todas las páginas de escritores de Facebook, en el muró me saltó una noticia de esta escritora. Al hacerme esta proposición, me dejé de prejuicios y me fui en busca de Beloved, que es la novela premiada con dicho premio, pero me pareció tan duro que no me atreví, así que le eché un ojo al resto de la bibliografía y Ojos azules me pareció el menos duro. Definitivamente estaba empanadísimo para no darme cuenta que una comedia precisamente no era.

Sinopsis de la contraportada

      Negro: Como el color de la vida en Ohio para la gente que ha nacido con la piel oscura. Sus raíces, perdidas en la smbra; su presente, un pozo de infamias; su futuro, el difícil gobierno de una dignidad otorgada a regañadiente. Negra es la fealdad que asumen al dictado, y la búsqueda de una belleza imposible porque ajena puede acabar con locura.
      Azul: Como el mundo de los blancos, como el celeste que ilumina los ojos de las muñecas Barbie y que Pecola, la pequeña protagonista de esta escalofriante historia, quiere para sí. Cuando la miseria apremia y la ternura es un bien escaso, una mirada azul puede salvar al mundo.
      Rojo: Como el color del Amor, la pasión y la ira, el hierro candente antes de virar a blanco, templarse y ser acero.

Normalmente las primeras novelas de un escritor son esbozos de lo que vendrá después, ensayos de estilo, más frescos y menos atrevidos. Al fin y al cabo,supongo, hay que vender a las editoriales. Pero aquí Toni Morrison soltó mucha de la bilis que llevaba dentro.

La historia nace de una conversación de infancia que se le quedó grabada. En la escuela, una compañera le dijo que quería unos ojos azules y ella reaccionó enfadándose por la profanación que su amiga deseaba. Ella la veía bonita y no entendía aquella autoaversión. En 1965 comenzó la escritura de la novela para obtener respuestas ante la belleza y la demonización de la fealdad volcada ante el miembro más débil de la sociedad: una niña.

Pecola es fea. Muy fea. Feísima. Pobre. Medio abandonada por su madre y maltratada por su padre alcohólico. Durante todo el libro nos dejan muy claro lo fea que es la niña y hasta que ella misma se lo cree (aprendizaje por repetición), por eso sueña con tener los ojos azules como las niñas blancas y rubias; como su admirada Shirley Temple. Y así adaptarse a los cánones que los de su propia raza ha ido adaptando hasta llegar a abusar los unos de los otros.

Cuando nació, su madre pensó: Me gustaba mirarla, observarla; ya que, saben esos sonidos glotones de los bebés. Los ojos tiernos y húmedos. Como una mezcla de cachorrito y persona moribunda. Sin embargo, yo sabía que era fea. La cabeza cubierta de un cabello precioso, pero señor, qué fea era.

La novela está divida en cuatro partes: Otoño, Invierno, Primavera y Verano.Pecola no es la narradora de su historia. Son otros los encargados de dar su punto de vista de contar su historia. Hasta que al final en una entrevista esquizofrénica es ella la que toma la palabra. La mayoría de las veces es su amiga Claudia la que narra los hechos.

Con el Otoño llega la primera  ministración y siente que hay una esperanza para que alguien la ame. Es una esperanza similar a la de Aviva Victor (inmediatamente pensé en ella), la protagonista de Palíndromos de Tod Solondz otro que nunca se ha caracterizado por tener piedad con ninguno de sus protagonistas y ejemplo del feísmo.
  
-¿Qué?
-¿Que, Qué es la ministración
-El qué?
-Ya me entiendes.
-¿Voy a morirme?
-Nooo, no vas a morirte. ¡Sólo significa que puedes tener un hijo!

Y descubre la bondad de las prostutitutas que viven en el apartamento superior: Miss Marie, China, y Poland. Al contrario de los demás, no se burlan de ella, si no que la colman de regalos, dulces, zapatos, vestidos y la entretienen con sus viejas historias.

El Invierno comienza a ser duro para Pecola y comienzan las humillaciones más duras:

Vete de mi casa pequeña zorrita negra. Vete enseguida de mi casa.
Pecola salió por la puerta caminando hacia atrás, mirando fijamente a aquella bonita dama de tez como de café con leche que le hablaba entre el pelo del gato en aquella preciosa casa verde y oro.
[...] Fuera el viento de Marzo se coló por el desgarrón de su vestido. Bajó la cabeza para resguardarse del frío. Pero con ello no pudo evitar la visión de los copos de nieve que caían.

En primavera los padres de Pecola cuentan su historia. Primero Mrs Breedlove cuenta Como conoció al padre de Pecola y el momento en que éste se volvió loco pero era incapaz de dejarle por sus dos hijos y porque era un hombre bueno que había sufrido mucho y que antes o después volvería a ser bueno. Hasta que en un ataque de locura incenció la casa y tuvo que marcharse de allí

Cholly Breedlove. El padre. Abandonado y casi asesinado por su madre nada más nacer fue criado por su tía hasta la muerte de ésta. Entonces, con algo de dienero se va en busca de su padre. Posteriormente se vuelve alcohólico y un día al llegar a casa confunde a Pecola con su madre la viola y la deja embarazada. No desvelo ningún secreto porque el libro comienza así:

Aunque nadie diga nada, en el otoño de 1941 no hubo Caléndulas. Creímos entonces que sí las Caléndulas no habían crecido era debido a que Pecola iba a tener el bebe de su padre. Una ligera inspección y un punto menos de melancolía nos habrían demostrado que no fueron nuestras semillas las únicas que no germinaron: no lo hicieron las semillas de nadie. Ni tan siquiera los jardines que dan frente al lago tuvieron aquel año caléndulas. Pero tan profundo era nuestro interés por la salud y el alumbramiento sin problemas del bebé de Pecola que no podíamos pensar en otra cosa que nuestra propia magia: si plantábamos las semillas y proferíamos las palabras adecuadas, brotarían y todo marcharía bien.

El verano fue el fin de Pecola. El bebé nació y murió y terminó heredando la maldición de la familia Breedlove.

*********

¿Qué he hecho? Lo he contado todo y no he contado nada. Porque desde la primera frase queda claro que vamos a leer la historia de una niña embarazada de su padre y que es fea y repudiada por todos. Solo he escrito pequeñas anécdotas. La grandeza está en lo que se lee entrelínas de un libro de solo doscientas páginas, con un lenguaje sencillo y rápido, poco descriptivo, poético a ratos y aparentemente ligero, pero triste, muy triste. Ponerse en la piel de Pecola es sufrir y lacerarse la piel hasta quedarse con los órganos al descubierto. Hasta alcanzar la locura. Me ha costado hacer este comentario porque cuando terminé la novela me dejó agotado. Necesitaba dejarla reposar un tiempo hasta recuperar las fuerzas y poder verla desde otra perspectiva.

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Toni Morrison nació en Ohio en 1931. Estudió filología inglesa y humanidades. Fue profesora de filosofía y letras en Yale, Howard, Texas y la Universidad estatal de Nueva York. También enseñó escritura creativa en la universidad de New Jersey a la vez que trabajaba como editora de Random House. En 1970 publica Ojos azules que pasa sin pena ni gloria. En 1973 Sula. En 1977 La canción de Salomón por el que obtuvo el National book Critics Awards. En 1981 La isla de los caballeros. En 1987 Beloved por el que ganó el Pulitzer. Jazz en 1992. Paraiso en 1997. Amor en 2003. Una bendición en 2008 y Volver en 2012.

Además es autora del libreto de la ópera Margaret Garnet y los ensayos The black Book, Jugando en la oscuridad y Remember: The journey to School.

En 1993 fue galardonada con el Nobel de literatura por <<sus novelas caracterizadas por su fuerza visionaria y sentido poético, da vida a un aspecto esencial de la realidad estadounidense.>>

lunes, 23 de junio de 2014

DIARIO DE UNAS VACACIONES



Hoy hace una semana que me montaba en un autobús camino de El Escorial con gente a la que no conocía de nada. Esto hacía unos meses no lo habría hecho ni de coña ¿Yo? Pero si soy la persona más tímida, más vergonzosa, más retraída y más dependiente del mundo. Pero las ganas de relacionarme con alguien fuera de mi ambiente familiar me podían, así que allí que me fui. Además acababa de llevarme un palo la semana anterior y creí que me vendría bien. Llegué a la puerta de AMAI sin conocer a nadie, entre ellos sí parecían conocerse y yo me hice a un lado. Empezaron a hablarme y me solté un poco, sólo un poco. Estaba acojonado ¿y si tenía una crisis? Pero decidí desconectar mi yo negativo y encender el positivo... de momento a baja intensidad.


Lunes.

Primer día. Lo dedicamos a acomodarnos en el albergue. Un sitio precioso, al que creemos que no vamos a llegar porque el camino es interminable. Lejos de ruidos, rodeados de árboles, plantas y flores hacemos los grupos de cocina, la lista de la compra. Comemos la ensalada de pasta que se hace para todo el pueblo y para repetir si alguien se queda con hambre. Algunos duermen la siesta otros se dedican a otras cosas y yo a luchar por no quedarme dormido para poder descansar por la noche y aprovechar el sueño acumulado de la noche anterior por culpa de los nervios. Por la tarde bajamos al pueblo a tomar un café y dar un paseo. Sin darme cuenta estoy hablando con gente tranquilamente y sin los nervios que siempre tengo para que no se me note eso tan raro que me pasa. En teoría por la noche, después de la cena, está programado ver una película, pero se queda en la teoría, porque allí todo el mundo tiene ganas de hablar o de dormir o como yo: con miedo de no dormir. Increíblemente caigo en un sueño del que me despierto completamente despejado y descansado.


















Martes.

 Segundo día. Toca piscina. Tal vez este es el día que menos me gusta. Lo de estar vuelta y vuelta como los lagartos torrándome al sol no me hace gracia y encima me da pánico quemarme. Además me toca cocina y hacer tortillas de patatas para quince era un marrón. En fin, cierro los ojos y a la cocina. Había escuchado que a Lola se le daban bien las tortillas así que tal vez la cosa no fuera tan mal. Pela patatas, pica patatas, ¿con cebolla o sin cebolla? Todos con cebolla, pues hala a llorar picando cebollas, con esa sartén no vamos a terminar nunca ¿y si las freímos en esta olla? y venga echa más aceite. Bate huevos ¿Como van las patatas? Pablo no metas prisa que el fuego tarda lo que tarda. Venga Lola que toca darle la vuelta. Ahora, que no mira nadie. Bien. La primera ha salido perfecta, se ha agarrado un poco pero no se le puede pedir más a la sartén. Venga, a por la segunda ¡Perfecto! Y la tercera, de repente la cocina se llena de gente ¡Todos fuera que se pone nerviosa! ¡Bien! Pablo hace los lomos y nosotros nos subimos a prepararnos.
Damos una larga caminata, yo quiero andar, pasear me relaja y en el último tramo nos recoge Pablo y no sube a la piscina. Hace un día estupendo. Calor, el justo para querer darse un baño en el agua fría. Llega la hora de la verdad ¡Las tortillas son un éxito! Leo, nado y me sorprendo haciendo algo que no suelo hacer, escucho música por escucharla y lo disfruto. Volvemos al albergue. El plan es cenar pescado y ensalada. Pero hay dos problemas: 1) Se nos ha olvidado descongelarlo. Se me enciende mi piloto de maruja y bajo corriendo a descongelarlo en agua caliente y 2) el pescado se deshace en la sartén y terminamos por hacer migas de merluza y ya cada uno que elija si quiere la quiere mezclar con la ensalada o comérsela a parte. Sara, Sergio, Lola y yo hemos hecho un equipazo. En los momentos de cocina me percato que por allí siempre está Nuria observando y queriendo aprender, así que entre unos y otros hacemos que se vaya del campamento hecha una cocinera. Ahora solo toca que continúe haciéndolo en casa. El gran hotel Budapest y las palomitas de esa noche no tienen mucho interés. Para unos la película es rara, otros no la escuchan bien y yo ya la he visto. Lo de la peli por la noche me parece que no está saliendo. Vuelvo a caer en un profundo sueño.



Miércoles.

Tercer día. Las caras hoy están muy torcidas. La caminata hasta la silla de Felipe II no hace mucha gracia pero a mí me apetece muchísimo. Hace mucho que no hago una de éstas y me propongo como reto no rendirme y llegar hasta el final a pesar de que Pablo va a ir yendo y viniendo con el coche a recoger a quien se canse. Es todo muy divertido. ¿Cuanto vive una mariposa? Subimos rodeados de ellas y todos creemos en el mito de que solo viven un día. Pero no puede ser. Algo tan bonito y tan efímero ¿Y como mueren? Pluff, explotan en una bomba de purpurina. Llegamos por fin a la silla. Alguien pensaba encontrarse con un trono o algo así y cuando ven la roca se llevan un chasco. El mito dice que Felipe palito palito mandó construir la para ver el avance de las obras del monasterio, pero posteriormente se ha descubierto que la silla es de la época romana.

Caemos en la cuenta de que hoy somos republicanos. El Rey ha abdicado y hasta mañana no reinara otro Felipe, el VI. Devoramos los bocadillos, el gazpacho de Bertín Osborne y la sandía que está para morirse del gusto. Descubrimos una camada de gatos muy listos y muy capullos que saben más que los monos de Gibraltar. Damos una vuelta investigando por la zona y contemplamos las vistas que son alucinantes. Por un lado El Escorial y por el otro Madrid. Volvemos a bajar y sueño con el helado y con agua. Nos confundimos de camino y Pablo por otro lado con el agua. Terror. ¡Yo llevaba el Ventolín! Estaba seguro. Es lo primero que he preparado por la mañana, si he entrado en la cocina contándolo triunfante. No lo necesitaba demasiado, pero ahora ya sí. Revuelvo la mochila, saco todo, la vuelco. Ansiedad. Corriendo a una farmacia. Compro uno nuevo y ya puedo respirar tranquilo (a última hora había decidido cambiar de mochila y me lo olvidé). Tomamos el helado y llegamos reventados al albergue. Partido España-Chile. España pierde. Ya no somos la roja, y a mí que más me da, yo estoy muerto. Tirados en la cama Vero me enseña estrategias para llevar las heridas de guerra con alegría, a no ponerme nervioso cuando me preguntan porque mi muñeca está cubierta de pulseras o a tener que cocerme en verano con pantalón largo. Esta noche cena cada uno lo que pilla y nos quedamos hablando en la calle hasta las tantas escuchando las historias de cuando Adela era  joven, la importancia que le da a una buena condecoración en las películas y las palabras que le diría al señor rey si le tuviera delante. Todos la escuchamos muy atentos porque nunca sabemos como van a terminar sus anécdotas y nos morimos de la risa.

Jueves.

Cuarto día. El ambiente está tenso. Ninguno nos queremos ir y estamos nerviosos. Estamos tan a gusto en nuestra casita en el campo, en nuestra burbuja que volver a la realidad es lo que menos nos apetece en el mundo. Hoy es la coronación de Felipe VI pero creo que nadie se acuerda. Después de desayunar nos damos cuenta que hay sitios de la casa que no hemos descubierto o a los que no hemos ido. En la parte baja de la finca hay una mesa de piedra y nos subimos a bailar. La mesa baila más que nosotros, pero da igual, lo estamos pasando bien y a lo mejor eso vuelve a ser el comienzo del camino hacia la felicidad. Hoy hacemos las camisetas. Yo elijo el modelo menos hippy de todos, no me gusta el jipismo. Nadie se atreve a empezar. Pues venga, me tiro a la piscina. Echa bien del verde feo, vamos a probar a ver como queda (total, si no me gusta no me la pongo y listo. Nadie se va a enterar) Uno tras otro vamos tiñendo las camisetas sin mucha confianza de que aquello salga bien. Pablo nos da un discurso, nos pide calma y empezamos la gincana. Hacía tanto tiempo que no jugaba a una que me vuelvo un niño pequeño. Otra vez yo el primero. El juego de la cuchara y el huevo, el tabú y el mejor de todos: una gallinita ciega reinventada. Uno se tiene que vendar los ojos y otro conducirle con unas pautas marcadas en un recorrido hasta una silla. Esta siendo todo tan divertido hoy. Qué pena que se acabe. Comemos y sin dar tregua a la siesta nos marchamos a ver el monasterio. Ya había estado y lo recordaba más grande. Yo era más pequeño. En el museo me pierdo entre los cuadros flamencos que coleccionó Felipe II y cuando me quiero dar cuenta me he quedado muy atrás. Continuamos el recorrido hasta llegar a los panteones. Todo el que haya estado las recordará siempre. La sala de reyes es de mármol oscuro yo la recordaba muy blanca, después resulta que esa sala tan blanca que yo recordaba era la del panteón de Infantes. Es algo escalofriante y precioso a la vez. Después de la cena sacamos las camisetas. Son todas distintas y todas muy chulas, ¡Es cierto! Laura decía que parecerían compradas. Me retiro un rato solo a reflexionar sobre la experiencia. Se acerca Lola y hablamos un rato le cuento lo contento que he estado esos días y lo bien que me han venido para desconectar totalmente de mi yo negativo y reencontrar el positivo.

                                  




Viernes.

 Quinto y último día. Hoy toca pinchar la burbuja y volver a casa. Tengo que aguantarme las lágrimas en más de una ocasión. Hago la maleta rápidamente, quiero quitármelo del medio lo antes posible. Bajo a desayunar y como todos los días soy el primero en bajar y tomarme un café. Después ya desayuno con todos. Pero ese primer café y el cigarro de por la mañana para mí solo son sagrados. Cuando todo el mundo se levanta desayunamos, cojo mi café y me vuelvo a la calle. Me siento con Pablo y hablamos un rato, hasta ese momento no me doy cuenta que no hemos hablado él y yo solos. Imagino que es buena señal, no ha habido nada fuera de lo normal. Algún día me gustaría llevar la vida como la lleva él, sin parar de un lado para otro y lleno de energía, así que apunto los consejos que me regala. Le cuento un poco por encima las nuevas ideas que se me han venido a la cabeza y que me han hecho descubrir algo que llevaba dentro y que no había descubierto. Las ganas que siempre he tenido de ayudar a la gente y la forma en que me gustaría hacerlo ya que poco puedo hacerlo  a través de mi oficio que está tan poco valorado. Me monto en el autobús y como vuelvo hablando con Tamara no me doy cuenta del viaje hasta que llegamos a la estación y tengo que coger el metro para ir a Atocha. Cuando me subo al tren ya no puedo evitarlo y rompo a llorar.

Llego a casa y siento que algo ha cambiado dentro de mí. Que he avanzado un poco en el camino. Que me he reencontrado. Que comienza a darme igual lo que piense la gente porque he visto que ahí afuera hay gente como yo, gente a la que no tengo que darle ninguna explicación de como me siento o por qué me siento así. Gente que sabía que existía pero que no había tenido la fortuna de encontrarme. Que tengo que quitarme de la cabeza que soy un cáncer que se lo va comiendo todo. O que me despidieron del último trabajo por miedo a que me volviera loco y matara a alguien, o del despido absurdo de la residencia que aún me pesa. Que mi vida es mía. Que yo soy el conductor de mi autobús y no un pasajero. Que vuelvo a tener proyectos y que tengo que tener paciencia porque me volveré a caer pero no tengo que desesperar porque me volveré a levantar. Que no tengo que dejarme llevar por el miedo porque he comprobado que por mí solo puedo hacer las cosas y que más pronto que tarde quiero volver a ser autónomo.

Esta entrada es para vosotrxs: Nuri, Mónica , Sara, Sergio, Vero, Mónica, Adela, Eli, Eva y también para Paola aunque abandonara el barco.

Para Lola, Laura, Tamara y Pablo por cuidar tan bien de nosotros y currárselo tanto.

Para Gerardo por confiar en mí y en mi estabilidad.

Y para AMAI por hacernos este regalazo.

Obviamente no voy a subir fotografías de nadie.

jueves, 19 de junio de 2014

MUMBLECORE

MUMBLECORE: Movimiento cinematográfico que nace en el seno del cine independiente americano. Las películas se caracterizan por ser de muy bajo presupuesto, girando en torno al drama-comedia. Suelen estar rodadas en digital, y ubicadas en Estados Unidos.


SEC 1 / BARRIO. EXT. TARDE.

Dos amigos. Dos amantes desde la última vez que se vieron. Se encuentran en la calle y se saludan con la mano cordialmente, en esa zona no puede haber más afecto entre dos hombres. Ambos visten de manera informal. Uno más desenfadado que el otro. La tensión sexual se hace evidente. Se miran una y otra vez como si fuera la primera vez que se ven y sonríen, se sonríen mucho el uno al otro.

ÉL (1): ¿Qué ocurre?

ÉL (2):
 Nada, nada. Sólo pensaba.

ÉL (1):
 Siempre piensas.

ÉL (2):
 Sí, siempre tengo a los enanitos trabajando.

ÉL (1):
 Creí que habíamos quedado que ambos odiábamos los cuentos de hadas.

ÉL (2):
 Y los odiamos, aunque también me dijiste que en cierto modo te gustaba creer en ellos… ¿Dónde vamos?

ÉL (1):
 Hacia donde nos lleven nuestros pasos (estúpido piensa)


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SEC. 2 / LOCALIZACIÓN INDEFINIDA EXT. TARDE.

La pareja sonriente pasea por la ciudad, ambos quieren demostrar que a pesar del nerviosismo y de los lugares comunes que guían la conversación hay algo más. La alergia de uno, el asma del otro, la capa de polen que cubre el suelo… Discretas cogidas de mano y ligeros roces hacen que poco a poco se vaya aligerando la tensión de los cinco minutos anteriores.

ÉL (2):
 Vamos al bar al que me llevaste la primera vez.

Él (1):
 ¿A la cervecería? Venga


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SEC. 3 / CERVECERÍA INT. TARDE

A esa hora casi no hay gente. La gente que frecuenta ese tipo de bares todavía no ha salido de trabajar. La camarera les saluda, sólo han estado allí un par de veces y pero ya les conoce. Antes de sentarse paran en la barra. La decoración del bar es ecléctica, oscila entre el kitsch y el rock. Pesadas mesas de madera oscura y la paredes repletas de fotografías, anuncios vintage, carteles de conciertos pasados, fotografías de pin ups. La única iluminación está tras la barra. Suficiente para dar luz e intimidad.

ÉL (1)
: Ya sabes que la elección corre de tu cuenta.

ÉL (2):
 Me dijiste que las cervezas tipo pilsener no te gustaban ¿no?

ÉL (1):
 No, son pis de gato.

ÉL (2):
 Vale. Pero no entiendo esa comparativa teniendo en cuenta lo loco que te vuelves cada vez que vemos un gato por la calle.

ÉL (2):
 Ponme dos… (ÉL (1) no sabe lo que ha pedido)

LA CAMARERA:
 ¿Te parece bien?

ÉL (2):
 Me parece perfecto. Me gusta mucho la cerveza pero siempre voy a tiro fijo, así que casi nunca experimento.

LA CAMARERA:
 Yo creo que esta te gustará. A casi todo el mundo le gusta.


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SEC. 4 / CERVECERÍA INT. TARDE.

La pareja ocupa la mesa de la vez anterior y se enrolla en una conversación larguísima sobre su pasado reciente. Ambos están en un momento extraño, están muy bien juntos pero hay obstáculos que habría que sortear y ninguno sabe qué será de su futuro y tampoco se lo plantean. Simplemente el tiempo dirá.



Ha caído la cerveza y la pareja decide ir a tomar el aire. Ambos coinciden en el placer que les produce pasear.


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SEC. 5 / PARQUE EXT. NOCHE.

La pareja ha recorrido la ciudad y ha terminado paseando por uno de los nuevos parques que han construido a las afueras, árboles minúsculos, aparatos para que los ancianos hagan ejercicio, flores y un falso arroyo que divide en dos el paseo. No es demasiado tarde pero como ya se ha escondido el sol y ha caído el calor pre estival andantes y corredores apuran hasta el último momento para hacer sus ejercicios.

ÉL (1):
 No sé que ha pasado en esta ciudad. Hay más gente en la cola de Decathlon que en la de Mercadona.

ÉL (2):
 Es cierto. A la gente le ha dado por la vida sana. ¿Sabes? Cuando viví en Alemania mis compañeros de piso me decían que estaba loco porque aunque hiciera un frío de mil demonios o lloviera o nevara yo salía todos los días a correr. Era el único momento en que podía parar mi cabeza.

ÉL (1):
 Piensas demasiado.

ÉL (2):
 Pues como tú. Anda vamos a sentarnos que me duele la rodilla después del paseo que me has dado. Elige un banco a mí me da igual.

ÉL (1):
 ¿Te has dado cuenta que nunca improvisamos? Que siempre estamos eligiendo. ¿Nos sentamos aquí?

ÉL (2):
 No… Aquí hay mucha luz.

ÉL (1):
 Ves como no te da igual. Venga que te llevo a lo oscuro.

La pareja se dirige al banco más oscuro que encuentra mientras se da cuenta que un murciélago revolotea por allí.

ÉL (2):
 No me gustan los murciélagos.

ÉL (1):
 A mí sí. Todas las noches hay uno en la ventana de mi habitación. Me gustan los murciélagos. Me gustan los vampiros.

El coqueteo ha dejado de ser discreto. ÉL (1) ya no entrecierra los ojos cuando sonríe. Mira directamente a los ojos a ÉL (2) y le pasa el brazo por detrás de la espalda, sobre el banco.

ÉL (2):
 Pero los vampiros tipo Anne Rice o tipo Stephenie Meyer.

ÉL (1):
 No sabría decirte. De Entrevista con el vampiro me gusto la película los libros me parecen malísimos.  No entiendo muy bien porqué la gente que entiende de vampirología respeta tanto a Anne Rice, supongo que las traducciones al castellano son malas. Sin embargo en Crepúsculo me hace gracia eso de que se vuelvan de purpurina cuando les da el sol. En cualquier caso me quedo con Bram Stoker.

ÉL (2):
 Yo leí Entrevista con el vampiro en inglés y es igual de malo. No te preocupes.

Silencio. Miradas y besos. Besos. Una miríada de besos por todas partes. Se suben uno sobre el otro. Se tocan por todas partes. Sobran las gafas que salen despedidas. Sobra la ropa y ÉL (1) se acuerda de su amiga y del momento en el que le regaló ese pantalón vaquero que tan buen culo le hace pero que tanto le aprieta la polla ahora. La pareja se devora sin importarle lo que pueda pensar la gente que pasa a su alrededor. En la ciudad en la que los maricas no se pueden mostrar ellos viven su emoción. Saben que les miran pero les da igual. Ellos están tan entregados que los obstáculos del camino no importan. Simplemente viven ese momento.


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SEC. 6 / PARQUE EXT. NOCHE.

La pareja se detiene un momento. Sus bocas están desolladas. Sus lenguas agotadas. Sus cuellos vampirizados.

ÉL (1):
 Creo que es hora de que te vaya llevando a casa Cenicienta. Van a dar las doce, tú estás muy cansado y mañana tienes que trabajar.

ÉL (2):
 Me quedaría aquí toda la noche. (Se abrazan) Contigo me pasa una cosa muy rara. Al principio me corto, pero después me lo pones todo tan fácil que nunca te soltaría. Si no fuera por lo que me pasa todo sería mucho más fácil.

Él (1):
 Que tenga que ser yo el que ponga un poco de cordura…

ÉL (2):
 ¿Por qué dices eso?

ÉL (1):
 Porque en este último año no he parado de escuchar que soy un inconsciente. Pero da igual. Vamos Cenicienta.

ÉL (2):
 Tienes que dejar de creerte todo lo malo que dicen por ahí. Además por lo que veo y lo que me cuentas eres un encanto. Y no vuelvas a decirme Cenicienta.

En ese momento ÉL (1) se acuerda de A. A. B. y M. las personas que más se han hartado de decirle esas mismas palabras.

La pareja camina cogida de la mano de vez en cuando se para besarse. A ÉL (1) se le antoja estar viviendo su pequeña película indie. Y sonríe y le besa por hacerle sentir esa sensación de bienestar que hacía tiempo había olvidado. Ha olvidado que fuma. Ha olvidado que hay basura fuera de esa película. Por un momento su cabeza se ha detenido.

ÉL (1):
 Sé que no te gustan los cumplidos. Que te ponen nervioso porque nunca sabes como responder, pero consigues hacer que mi cabeza se detenga.

ÉL (2):
 No me gustan los piropos porque sí. O sea, eso de que me digan Qué guapo eres, o qué bueno… Pero que me digas eso me halaga la verdad y sobretodo después de haberme contado lo que me has contado.

ÉL (1): Por un momento me he imaginado viviendo en una película de esas tan modernas y tan pretenciosas en blanco y negro que tanto me gustan.

ÉL (2):
 (Rie) ¿Cómo me dijiste que se llamaban? y ¿Y qué y a quién tenía que ver?

ÉL (1):
 Mumblecore. Frances HaGreta Gerwing. Weekend. Funny Ha Ha. Girls. Lenna Dunham. Pero hay que ver primero a los padres de todos y todas ellas John Cassavetes  y Gena Rowlands y haz el favor de pararme porque como empiece con disertaciones cinematográficas no vas a querer volver a verme en lo que te queda de vida.

EL (2): (Le agarra por la espalda y le coge del cuello) ¡PARAAA!


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SEC 7 / BARRIO EXT. NOCHE.

La pareja llega a la casilla de salida y a ÉL (2) le cambia la cara.

ÉL (1):
 (Sabiendo la respuesta pregunta) ¿Qué te pasa? Te ha cambiado la cara de repente.

ÉL (2):
 Los enanitos.

ÉL (1):
 Pues deja a los enanitos trabajar, ya irán para un lado o para otro y no intentes controlarlos. De momento ahora cuando llegues a casa, ponte el muro ese del que me has hablado tantas veces y que tanta envidia me da y descansa.

ÉL (2):
 No me puedo creer lo que me está pasando.

ÉL (1):
 ¿Qué te está pasando? Dejémoslo para otro día así podré contarte más cosas. Ahora, haz el favor de darme un empujón porque si no, no me iré nunca.

ÉL (1) le empuja al otro lado de la acera y su cara también cambia. Apoya la cabeza en el poste de una señal de tráfico y le da pataditas con las Converse azules. Le mira de reojo y sonríe melancólico. No sabe como despedirse de esa tarde en la que viviría eternamente. ÉL (2) le abraza y le besa en el cuello. ÉL (1) responde al abrazo y entierra su cabeza entre su cuello y le vuelve a morder. Le marca.
Se despiden con un beso en la mejilla y ÉL (1) siente que tal vez ese sea el mejor de todos los besos de la tarde.